
Te formé un altar
en el hueco de mi mano
con el color de la suerte
y el olor del jazmín anochecido.
Esperando que perdurara el momento
para que no fuera un tiempo ya ido
y quise que volaras hacia mi
rauda como un ave en celo.
Pero tuve que tragarme mis palabras
para no lanzarlas al viento
así no oirías mis adentros
porque todavía me quedaba
el pudor de otros tiempos...
Ta lvez eleve mis anclas
rumbo a otro puerto desolado
quiza atraído por el olor de otras sales
o por el color de otros soles...